Salud Mental Cotidiana

12 de febrero de 2025

Adicción a Internet y Redes Sociales: Un Problema Cada Vez Más Presente

Imagen sobre adicción a Internet y redes sociales. Transmiten claramente el aislamiento y agotamiento emocional.
Imagen sobre adicción a Internet y redes sociales. Transmiten claramente el aislamiento y agotamiento emocional.
Imagen sobre adicción a Internet y redes sociales. Transmiten claramente el aislamiento y agotamiento emocional.

En los últimos años, Internet y las redes sociales han transformado nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos. Son herramientas con un enorme potencial positivo: nos conectan con otras personas, facilitan el acceso a la información, al entretenimiento y al aprendizaje. Sin embargo, cuando su uso deja de ser saludable y se convierte en un mecanismo de escape o una necesidad constante, puede derivar en una verdadera adicción digital.

¿Qué entendemos por adicción a Internet y redes sociales?

La adicción digital se caracteriza por una pérdida de control sobre el uso de estas plataformas, hasta el punto de que interfieren de manera significativa en la vida personal, social, académica o laboral.

Algunas personas empiezan utilizándolas como ocio o herramienta de comunicación, pero terminan dedicando gran parte de su tiempo a estar conectados, descuidando el descanso, las relaciones personales y otras responsabilidades.

Señales de alarma

Existen comportamientos que pueden indicar que el uso de Internet o redes sociales ha pasado a ser problemático:

  • Necesidad de pasar cada vez más tiempo conectado para sentir satisfacción.

  • Ansiedad o irritabilidad cuando no se puede acceder a Internet o a redes sociales.

  • Privarse de horas de sueño para seguir conectado.

  • Pensar constantemente en estar online, incluso cuando no lo estás.

  • Descuidar estudios, trabajo, relaciones familiares o de pareja por pasar tiempo en la red.

  • Aislamiento social o pérdida de interés en actividades que antes resultaban gratificantes.

  • Mentir sobre el tiempo real de conexión o minimizar el impacto que tiene.

Más que el número de horas conectado, lo preocupante es cómo afecta a la calidad de vida y a la capacidad de relacionarse en el mundo real.

¿Por qué engancha tanto?

Internet y las redes sociales están diseñados para generar recompensas inmediatas: notificaciones, “likes”, mensajes y actualizaciones constantes que producen pequeños picos de dopamina en el cerebro. Esto explica por qué algunas personas son más vulnerables a desarrollar conductas compulsivas.

Además, las redes ofrecen una vía rápida para escapar de emociones desagradables como la ansiedad, la soledad o el aburrimiento, reforzando así el hábito de conectarse continuamente.

Factores de riesgo

Algunas características personales y contextuales pueden aumentar la vulnerabilidad:

  • Baja autoestima y necesidad de validación externa.

  • Timidez o dificultades en las relaciones cara a cara.

  • Problemas emocionales como depresión o ansiedad.

  • Falta de objetivos claros o sensación de vacío personal.

  • Impulsividad o dificultad para tolerar la frustración.

  • Entornos familiares poco cohesionados o con escasa comunicación.

Cómo prevenir y tratar la adicción digital

La prevención empieza por un uso consciente y equilibrado de las tecnologías:

  • Establece horarios claros para el uso de redes sociales e Internet.

  • Fomenta actividades fuera de las pantallas (deporte, lectura, encuentros sociales).

  • Practica la desconexión digital, por ejemplo, evitando el móvil en la mesa o antes de dormir.

  • Presta atención a tus emociones: ¿usas las redes para entretenerte o para evadirte de problemas?

Cuando el problema ya está presente, la terapia psicológica puede ayudar a recuperar el control, mejorar la gestión emocional y fortalecer la autoestima y las habilidades sociales.

Opinión profesional
Como psicóloga, veo cada vez más personas que llegan a consulta preocupadas por el impacto de las redes sociales en su vida: dificultades para concentrarse, conflictos familiares, sensación de vacío y dependencia emocional de la validación online. Internet y las redes no son un enemigo en sí mismas, pero cuando se convierten en el centro de nuestra vida, es momento de replantearse la relación con ellas. Con acompañamiento adecuado, es posible aprender a usar la tecnología de forma más saludable y recuperar el equilibrio personal.