Una de las preguntas más frecuentes que surgen cuando alguien empieza un proceso terapéutico es: “¿Realmente me está ayudando la terapia?”. La respuesta no siempre es inmediata, ya que el cambio personal requiere tiempo, constancia y compromiso. Sin embargo, hay señales claras que pueden indicar que la terapia está funcionando.
Señales de que estás avanzando en tu proceso terapéutico
Mayor conciencia de ti mismo/a: empiezas a identificar mejor tus emociones, pensamientos y conductas.
Nuevas herramientas prácticas: aplicas en tu día a día lo aprendido en terapia (respiración, reestructuración de pensamientos, comunicación asertiva, etc.).
Reducción de síntomas: notas menos ansiedad, tristeza, estrés o cualquier otro malestar con el que acudiste.
Mejora en tus relaciones: te comunicas de manera más clara y gestionas mejor los conflictos.
Mayor capacidad de decisión: te sientes con más confianza para elegir lo que quieres y necesitas.
Sensación de alivio y acompañamiento: aunque los problemas no desaparezcan de inmediato, sientes que no estás solo/a y que tienes un espacio seguro donde trabajarlos.
Lo que no significa que la terapia no funcione
Es importante saber que el cambio no siempre es lineal:
Puede haber momentos de estancamiento o incluso sentir más intensidad emocional cuando se trabajan temas difíciles.
No todas las sesiones generan un “gran avance”, pero todas forman parte del proceso.
El progreso depende en gran parte de la implicación activa del paciente entre sesiones.
🌿 Opinión profesional
En mi experiencia, la terapia funciona cuando se convierte en un espacio de aprendizaje y transformación, no solo en un lugar donde desahogarse. Si notas pequeños cambios en tu manera de pensar, en cómo gestionas tus emociones o en tus relaciones, aunque sean sutiles, significa que ya estás avanzando. La clave está en la constancia y en la confianza en el proceso.

