Entendiendo los trastornos de personalidad
Los trastornos de personalidad suelen originarse en la adolescencia o inicio de la edad adulta, y pueden mantenerse a lo largo del tiempo si no se interviene. Están influidos por factores biológicos, experiencias tempranas y el entorno social.
Algunos de los más conocidos son:
Trastorno límite de la personalidad (TLP): gran intensidad emocional, miedo al abandono, relaciones inestables.
Trastorno narcisista de la personalidad: necesidad de admiración y dificultad para empatizar con los demás.
Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad: perfeccionismo, rigidez y necesidad de control.
Trastorno dependiente de la personalidad: dificultad para tomar decisiones sin apoyo y miedo a la soledad.
Trastorno antisocial de la personalidad: desprecio por las normas sociales y derechos de los demás.
Síntomas y dificultades comunes
Aunque cada trastorno tiene sus características, suelen aparecer dificultades como:
Relaciones interpersonales inestables o conflictivas.
Problemas para controlar emociones intensas.
Baja tolerancia a la frustración.
Autopercepción distorsionada o inestable.
Impulsividad o conductas de riesgo.
Sentimientos persistentes de vacío o insatisfacción.
Malestar significativo en diferentes áreas de la vida (pareja, trabajo, familia).
Cómo ayuda la terapia
La terapia psicológica no busca “cambiar la personalidad”, sino mejorar la manera en que la persona se relaciona consigo misma, con los demás y con su entorno.
En consulta se trabaja en:
Psicoeducación: comprender el trastorno y cómo influye en la vida diaria.
Gestión emocional: aprender a reconocer y regular emociones intensas.
Reestructuración cognitiva: cuestionar pensamientos rígidos o distorsionados.
Desarrollo de habilidades sociales y relacionales: mejorar la comunicación, la empatía y la resolución de conflictos.
Fortalecimiento de la identidad: construir una autoimagen más estable y realista.
Prevención de conductas impulsivas o autodestructivas.
Objetivo del tratamiento
El objetivo principal es que la persona logre una vida más estable, equilibrada y satisfactoria, reduciendo el sufrimiento propio y mejorando las relaciones con los demás.
Con la terapia podrás:
Comprender mejor tu forma de sentir y actuar.
Aprender a regular emociones intensas.
Relacionarte de manera más sana y constructiva.
Desarrollar recursos para afrontar los retos del día a día.
Sentirte más seguro/a de ti mismo/a y de tu identidad.
👉 Los trastornos de personalidad pueden ser un desafío, pero con el apoyo adecuado es posible lograr cambios profundos y duraderos. La terapia ofrece un espacio de comprensión y acompañamiento para construir una vida más plena y consciente.

